El concepto de "pulido francés" hace referencia al arte de aplicar un acabado a una superficie de madera mediante el uso de una herramienta conocida como muñeca o muñequilla. Esta herramienta, comúnmente elaborada con tela de algodón envuelta alrededor de un núcleo hecho a partir de retales, tiras o una masa de hilos de algodón, se utiliza para aplicar el acabado sobre la madera. Por lo tanto, el término "pulido francés" se centra más en el proceso físico y la técnica de aplicación del acabado que en el tipo específico de acabado en sí mismo.

La goma laca, un producto natural, se produce a partir de la secreción resinosa del escarabajo Kerria lacca. Tras alimentarse de la savia de árbol huésped y formar una costra protectora alrededor de sus larvas, los escarabajos maduran y se reproducen, finalizando así su ciclo de vida. Durante la recolección de la laca, los cultivadores raspan la secreción resinosa de las ramas del árbol para posteriormente, procesar la resina con el objetivo de eliminar todas las impurezas.

La presentación comercial más conocida es en forma de escamas aunque también se puede conseguir en forma de botones o en forma de pequeñas bolitas irregulares conocidas como semillas. Los colores de la goma laca varían según la estación de recolección, ofreciendo tanto tonos rojizos oscuros, colores más anaranjados o la más utilizada, la gomalaca rubia que tiene un suave color amarillo.

Si tienes la oportunidad de observar un mueble o un instrumento musical con un buen acabado a gomalaca con la técnica del pulido francés, seguramente te habrá llamado la atención la claridad, profundidad y riqueza del acabado. Algo que los acabados sintéticos no pueden conseguir

Además, en nuestro ámbito lo más importante es el sonido único, amaderado y abierto que aporta a al timbre de una guitarra.

El barnizado de muebles con esta técnica posee nace en el siglo XVIII, en Francia y surgió como un método para aplicar goma laca sobre superficies de madera, logrando un acabado pulido y brillante de gran elegancia. Esta técnica comenzó a utilizarse para barnizar muebles de máxima calidad, muchas veces pertenecientes a las clases sociales más adineradas debido a que era y sigue siendo una técnica muy laboriosa que requiere de muchas horas de trabajo.

Este barniz siguió utilizándose ininterrumpidamente hasta nuestros días a pesar de la irrupción de los barnices sintéticos y sigue utilizándose ampliamente en la fabricación de muebles exclusivos, en restauración de mobiliario antiguo y en la fabricación de instrumentos musicales.

Con la introducción de la tecnología de pulverización de nitrocelulosa, más rápida y barata, desarrollada a partir de la década de 1930, muchas fábricas abandonaron esta técnica. Aunque el pulido francés con goma laca requiere más mano de obra y es más delicado, hoy en día se considera el mejor acabado para las guitarras clásicas, tanto por su belleza estética como por el resultado acústico.

En mi caso, lo largo de los años he probado diferentes tipos de acabados para mis guitarras pero ninguno ha conseguido desbancar a la gomalaca, que es el barniz que mejor se ajusta, bajo mi punto de vista, a una guitarra clásica de gama alta fabricado de manera artesanal.

El pulido francés en guitarra clásica

Aprender a barnizar con esta técnica es un proceso largo y muchas veces duro y lleno de frustración, sobre todo si eres una persona tremendamente perfeccionista como es mi caso.

Las primeras guitarras que barnicé con esta técnica fueron instrumentos que llegaron a mi taller para ser restaurados así que no podía entregar estos trabajos sin un acabado perfecto. Estos encargos surgieron al poco tiempo de abrir mi taller y tras haber salido de la escuela de luthería, por tanto mi falta de experiencia fue suplida con una gran dedicación y una gran cantidad de horas de trabajo que servían para ir solucionando pequeños errores y fallos en la técnica.

Finalmente conseguí un acabado no sólo profesional, sinó un acabado del que estaba profundamente orgulloso, sin embargo la dificultad y la frustración durante el trabajo me hicieron pensar que era un acabado demasiado complejo.

De todas formas, como luthier me encanta experimentar y estas dificultades se convirtieron en un reto que superar así que me propuse mejorar mi técnica para poder barnizar mis propias guitarras y poder disfrutar del proceso.

A diferencia del trabajo de ebanistería tradicional en la que los artesanos simplemente rellenaban los poros y aplicaban unas capas de gomalaca con el fin de conseguir un bonito acabado, los luthieres actuales tratamos de llevar esta técnica a al extremo, aplicando muchas más capas para conseguir un acabado ligeramente más grueso con la finalidad de aumentar no sólo la durabilidad sinó también el brillo y la belleza estética.

A pesar de ello el acabado a gomalaca suele ser mucho más delgado que los acabados sintéticos pulverizados, lo cual es una de las razones que hacen que una guitarra tenga un sonido de mayor calidad con una gran presencia de ese sonido amaderado, cálido y envolvente que sólo se puede conseguir de esta manera.

Materiales utilizados en el pulido francés

Principalmente los tres ingredientes empleados para hacer un barniz de gomalaca que será empleado con la técnica que nos ocupa, son como es lógico la resina de gomalaca, el alcohol y el aceite.

Además necesitaremos de una muñequilla, que veremos más adelante cómo se hace, una serie de frascos o botellitas de vidrio para las mezclas y por supuesto un banco de trabajo limpio.

Alcohol para la gomalaca

El alcohol que mejor resultado me da es el alcohol etílico. Yo utilizo uno muy puro, preparado especialmente para disolver gomalaca y otras resinas, pero incluso el alcohol de farmacia podría valer, el problema de este último es que a veces contiene una cantidad de agua mayor de la que se suele indicar en el envase y esto podría dificultar un poco el trabajo.

Hay otros alcoholes en los que se podría disolver la gomalaca pero no los recomiendo ya que algunos podrían producir un acabado de peor calidad e incluso algunos provocar problemas en la piel.

Aceites para lubricar

El pulido francés requiere el uso de aceites que influyen en la aplicación y las propiedades a largo plazo del acabado. El aceite de oliva es el más utilizado, seguido del aceite mineral y el de nogal. Los aceites se dividen en secantes y no secantes: los no secantes, como el aceite de oliva y mineral, facilitan la aplicación de la goma laca al aumentar la lubricación entre la almohadilla y la superficie, produciendo un acabado suave. Los secantes, como el de nuez, se polimerizan para formar parte permanente del acabado.

No hay un aceite mejor que otros, sinó que cada luthier utilizará aquel que le dé mejor resultado y con el que esté más cómodo barnizando. En mi caso sólo utilizo aceite de oliva como lubricante durante la aplicación del barniz ya que es la técnica que más domino y con la que tengo más experiencia.

La muñequilla

La muñeca o muñequilla consiste generalmente en una bolita de material absorbente como tiras o hilos de algodón envueltos por una tela de algodón blanco.

Como en todo este proceso, cada luthier la hará de una u otra manera, incluso dependiendo de la parte del instrumento que se esté barnizando, puede que se utilice una más grande, más pequeña, más redondeada o más alargada.

Incluso en mi caso, en las zonas más difíciles simplemente prescindo del relleno y utilizo sólamente la tela del envoltorio doblada un par de veces.

El rellenado de poros

Atendiendo a la porosidad de la madera existen dos categorías, aquellas de poro abierto y las de poro cerrado.

Las maderas de poro cerrado como el arce, el abeto o el cedro rojo no requieren de rellenado de poros y se puede empezar a aplicar la gomalaca saltándonos esta fase, sin embargo existen otras maderas con el poro abierto, es decir aquellas que cuando las vemos bien lijadas y preparadas para el barnizado, podemos observar a simple vista un montón de agujeritos que no son otra cosa que los vasos por los que circulaba la savia cuando el árbol estaba vivo. Estas maderas son por ejemplo la caoba, el cedro de Honduras, el palosanto de India, etc.

Si bien se puede dejar el poro abierto, lo más habitual es rellenar esos poros para poder conseguir un acabado liso como un cristal.

El método tradicional consiste en rellenar el poro empleando polvo de piedra pómez, que es una roca ígnea volcánica que tiene una gran capacidad de abrasión. Esta capacidad la emplearemos a nuestro favor, ya que aplicaremos una pequeña cantidad de polvo en la superficiea barnizar y con la muñequilla cargada realizaremos unos movimientos circulares que harán que se liberen algunas fibras de madera formando una pasta que consiste en una mezcla de piedra pómez, fibras de madera y gomalaca.

Esta pasta tendrá el mismo color que la madera que estemos barnizando así nuestro poro quedará perfectamente tapado e invisible.

Para rellenar los poros hay otras técnicas que en muchas ocasiones utilizan materiales sintéticos como resinas epoxy o tapaporos preparados, que posiblemente sean más fáciles de aplicar, pero en mi opinión la piedra pómez produce el mejor resultado estético.

Técnicas de barnizado

Hay tantas técnicas de pulido francés como luthieres o barnizadores de ebanistería, aunque todos comparten unos materiales comunes y una herramienta, la muñequilla. En algunos casos algunos luthieres emplean brochas al inicio del trabajo para ir generando las primeras capas de forma más rápida.

De todas formas, en esta técnica el fin justifica los medios y no hay una manera única de trabajar, algunos luthieres casi no emplean aceite, otros emplean algo más, unos hacen breves fases de lijado para nivelar el acabado y otros no lo hacen, unos utilizan muñequillas pequeñas, otros más grandes y así con una larga lista de cosas que se pueden hacer durante este trabajo.

Así que la calidad final del acabado dependerá principalmente de la experiencia del barnizador y de que tenga una técnica depurada, una gran dosis de paciencia y una fuerza aplicada de forma muy controlada.

El pulido francés es una técnica difícil de dominar y que requiere de mucha experiencia, pero merece la pena el esfuerzo. El resultado estético y acústico es imbatible.

Ecología y sostenibilidad

Por último me gustaría comentar una cuestión que cada vez cobra más relevancia, no sólo por el encarecimiento de ciertos materiales sinó por el impacto ecológico que pueden provocar.

La gran mayoría de los barnices modernos son productos derivados del petróleo que tienen un gran impacto medioambiental ya que tanto durante su proceso de fabricación como durante su aplicado se produce una gran cantidad de vapores y otros residuos de difícil gestión y que generan un serio problema ecológico.

Además son productos no renovables y dependen de una industria tremendamente contaminante como es la industria fósil.

Sin embargo la gomalaca no genera ninguno de estos problemas, es un producto completamente inocuo y sus residuos son perfectamente compostables. Además el disolvente empleado, el alcohol etílico, es un producto derivado de la fermentación de materia vegetal.

Tanto la gomalaca como el alcohol etílico son productos naturales, renovables, no contaminan el medio ambiente y además su aplicación es completamente segura para el luthier. Además por si fuera poco la teconología necesaria para aplicar este barniz es tremendamente baja, no hace falta utilizar maquinaria de ningún tipo.

Cuando barnizas a gomalaca estás sólo, con tu guitarra y en completo silencio, realizando un proceso meditativo, que te mantiene concentrado, que con cada pasada de muñequilla te acerca un poco más a un resultado extremadamente bello y elegante.